6 dic 2012

¿Qué es la Navidad?


¿Alguna vez te has preguntado, qué es, en esencia la Navidad?

Navidad: es servir el cereal al hermanito más pequeño, es lavar el coche de papá, es comerse el brócoli que no nos gusta, es ayudar a mamá en las compras, “¡es época de ser bueno!” , es tiempo de regalar un mundo mejor.

Qué bonito ¿no lo crees? Mucha publicidad con este tipo de mensajes nos la encontramos en los medios de comunicación durante estos días que se acercan las fiestas de navidad…. pero, ¿Solo en esta temporada debemos ser buenos?

La navidad que nos ofrecen los centros comerciales y sus ofertas en la gran variedad de productos y servicios es pasajera, momentanea, efímera, y solo se puede disfrutar durante esta temporada navideña, pero cuando todas estas fiestas pasan,pareciera que se llevan consigo esas ofertas y con ellas los buen deseos…

¿Será que solo en el mes de diciembre debemos ser buenos?
No, recordemos aquello que nos decían nuestros padres cuando éramos más pequeños: “si no te portas bien durante todo el año, los reyes magos, no te traerán un regalo”.

La celebración de la navidad, implica pues, una preparación durante todo el año, no solo debe durar un mes. Principalmente, nosotros que nos hacemos llamar católicos, debemos tener presente que esta festividad tiene un significado mucho más profundo y que no consiste solamente en recibir regalos, salir de compras o vacacionar aprovechando el puente; sino, que es un acontecimiento mucho más importante, tanto que por esta razón, a lo largo de las cuatro semanas del adviento, nos preparamos para esta gran fiesta. El Evangelio nos hace la invitación, por medio de Juan el Bautista:“arrepiéntanse, porque ya viene el Reino de los Cielos” (Mt 3, 2-3), anuncia la venida del Mesías, tan esperado por el pueblo elgido, del cual, hoy formamos parte todos. 
 Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año 
Charles Dickens 
Adviento es el tiempo de preparación para recibir al Salvador del mundo, al Emmanuel; y la Navidad es la celebración del nacimiento del Hijo de Dios, y dicha solemnidad implica un cambio de ritmo en nuestra vida diaria, nos debe mover a actuar de manera diferente, es decir, a buscar con mayor ahínco el bien, pero no el pasajero, sino el máximo bien: Cristo mismo, no el bienestar egoista, sino el beneficio compartido con el otro, nuestro prójimo.

Esta serie de proposiciones de adviento no son sencillas de comprender, mucho menos fáciles de llevar a la práctica, pero tampoco son imposibles, pues, en la medida en que aceptamos que nuestro corazón sea fecundado por el amor de Dios, y que nazca Jesús en él, todo se torna posible, se hace una realidad para quienes así lo desean.

Las actitudes y los sentimientos que vemos reflejados en la publicidad navideña, no son “malas”, finalmente, rescatan una parte positiva del ser humano; pero desafortunadamente, todos estos buenos deseos son encauzados hacía los intereses partículares (generalmente económicos) de las empresas.

Pero, el trabajo no lo realizan solos, porque nosotros también contribuimos a que los objetivos de las grandes marcas se hagan posibles; ya que nos dejamos persuadir por toda esta publicidad, dejándo de lado el verdadero significado de la fiesta.

Querido lector, en Navidad celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, es el encuentro del creador con su creatura; viene a hacernos saber que Él está más cerca de nosotros de los que creemos, y que se hace visible a través de su hijo el niñito Dios, y que trae consigo: salvación, paz, felicidad, luz y esperanza a nuestra vida tan opacada por el oropel consumista que nos envuelve en el mundo actual.

Ojalá que esta celebración no pase como una más, sino como una ocasión especial en la que juntos en familia podamos cada quien agradecer a Dios Padre la maravillosa oportunidad que nos ha dado: ver a su Hijo, la promesa hecha realidad…

¡Que pases una feliz y santa Navidad!

No hay comentarios:

Publicar un comentario